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El 2021 y más allá: La era de la Electrodependencia Urbana

La electrodependencia se define como una condición de ciertas personas, que por una deficiencia en su salud requieren de la utilización de un dispositivo eléctrico, con suministro constante y en niveles de tensión adecuados. Su supervivencia depende del correcto funcionamiento de estos.

Sin embargo, si exploramos más allá de la definición sanitaria, podemos decir que, en la práctica, la energía, especialmente eléctrica, nos ha convertido a todos en electrodependientes urbanos.

Es probable, que a muchos esto les parezca una aberración o perversidad, pero ¿quién puede vivir hoy sin estar conectado a un teléfono celular, a un computador a un televisor? ¿Cómo sería nuestra vida sin refrigeración, sin ascensores, sin una ampolleta eléctrica?, por citar algunos ejemplos. Difícil para las nuevas generaciones imaginar un mundo en esas condiciones.

La importancia de la energía eléctrica ha adquirido dimensiones insospechadas para nuestra civilización y más aún, las Energías Renovables no Convencionales, conocidas ya popularmente como ERNC. El cambio climático nos exige el uso de energías limpias y Chile sigue liderando esta transformación energética para llegar a la descarbonización de nuestra matriz energética.

Las estadísticas son impactantes: durante diciembre de 2020, la máxima participación horaria de Energías Renovables No Convencionales (ERNC) en el país alcanzó un 52,6%, y se produjo a las 17:00 horas del 20 de diciembre. En aquella hora, el peak de ERNC se compuso de un 61% de energía solar y un 28% de energía eólica, entre otros. Asimismo, durante los últimos 12 meses, la máxima participación horaria de ERNC ocurrió a las 15:00 horas del 14 de noviembre de 2020, cuando el 54,9% de toda la energía eléctrica producida en Chile provino de fuentes ERNC. ¡Bravo!

Y si hablamos de la matriz energética nacional, es un orgullo para los representantes del sector, reconocer que la generación de ERNC superó con cinco años de antelación la meta exigida por la autoridad para 2025. Es decir, en 2020, las ERNC ya representan el 20% del total de la energía generada en el Sistema Eléctrico Nacional (SEN).

Vale destacar también que, a diciembre de 2020, la capacidad ERNC y de Sistemas de Almacenamiento en construcción alcanza los 5.896 MW. De este monto, el 63% corresponde a proyectos solares fotovoltaicos seguido por un 31% de proyectos eólicos.

El aumento de la capacidad instalada ERNC se debe al ingreso de nuevas centrales de tecnología eólica, solar fotovoltaica y minihidráulica de pasada, aumentando en un 3,7% la capacidad de ERNC.

Por esto, pese a la pandemia de Covid-19, el país puede celebrar la positiva evolución que ha tenido el sector eléctrico en la lucha contra el cambio climático y la meta de lograr la descarbonización al 2040, -de acuerdo con la actual “hoja de ruta” del gobierno- aun cuando la Cámara de Diputados aprobó un proyecto que busca adelantar el cierre de las centrales termoeléctricas al año 2025. La idea puede ser una realidad. El anticipado cierre de Ventanas 1 y 2; y de la termoeléctrica Bocamina 1 en Coronel, dan un ejemplo de esta posibilidad.

Es un hecho, que Chile posee cualidades excepcionales para el desarrollo de generadoras de mínimo impacto ambiental, como son las ERNC. En el desierto nortino tenemos la radiación solar más alta del mundo, fuente de la energía solar. En zonas cordilleranas y costeras, principalmente, los fuertes vientos de norte a sur son ideales para desarrollar energía eólica. Nuestra costa privilegiada en el Pacífico es un tremendo potencial de energía marina para la energía mareomotriz, de gran desarrollo en otros países, como Francia, Canadá, Corea del Sur y Portugal.  Además, de una cadena más de mil volcanes, de norte a sur, de los cuales el 92 están activos. El llamado cinturón de Fuego del Pacífico contiene un gran potencial geotérmico estimado en 2.000 MW en el norte grande y 1.350 MW en la zona central. Cerro Pabellón, en Antofagasta, se encuentra ya en el mapa de los países productores de energía geotérmica, con una potencia instalada de 48 MW, alcanzando un factor de planta del 81%, es decir, similar al que pueden alcanzar las plantas termoeléctricas operando a plena capacidad. Y a esto, debiera agregarse el desarrollo del hidrógeno, que ya empieza a ver la luz en Magallanes.

Todo esto, deja en evidencia el poderío energético de las ERNC, que demanda nuevas inversiones sectoriales para poder cumplir con la promesa del gobierno de Bachelet y del exministro Máximo Pacheco, de reducir las tarifas residenciales de la energía eléctrica, al existir mayor competencia y oferta de electricidad.

En la última versión del New Energy Finance Climascope elaborado por Bloomberg New Energy Finance, Chile alcanzó el primer lugar como país más atractivo para invertir en energías renovables entre 108 países emergentes y 29 países desarrollados; y también, lidera la lucha contra el cambio climático, en la región de América Latina y el Caribe, debido a los hitos que ha logrado en los últimos años, como haber conseguido la meta de llegar al 20% de la participación de las tecnologías renovables en la generación eléctrica. Estos aspectos debieran tenerse en consideración en un año donde el debate en el marco de una nueva Constitución pudiera desalentar a los inversionistas.

Por ahora, el 2021 trae buenas proyecciones para el sector, como lo indica la Asociación de Generadoras en su último balance sectorial

Según el Ministerio de Energía, se estima que cerca de 70 nuevos proyectos entrarán en operación durante este año, los que en su conjunto representan cerca de 5.500 MW (más de un 20% de la capacidad total instalada hoy en el SEN). De esta capacidad, un 99% corresponde a tecnologías renovables, destacando las centrales solares (54%) y eólicas (31,4%).

Asimismo, durante este año se espera la puesta en marcha de proyectos importantes, tales como, Cerro Dominador, la primera planta de energía termosolar de concentración en América Latina —también conocida como CSP (del inglés, Concentrated Solar Power)—,  en la comuna de María Elena; y el Proyecto Hidroeléctrico Alto Maipo, en la Región Metropolitana, considerada la última central hidroeléctrica de envergadura que se construirá en el país, por el boom de las ERNC, que causan menor impacto ambiental. Alto Maipo busca generar 531 MW, que pondrán en generación las centrales Alfalfal II y Las Lajas.

La pandemia de Covid-19 que tanto ha afectado a la economía global, dejando una estela de pérdidas humanas, que ya supera los 2 millones, altas tasas de desempleo, millones de quiebras, especialmente en los sectores turismo y hotelería, transportes, arriendo de oficinas, organizaciones de eventos y muchos otros rubros, también dejó al descubierto un escenario que jamás habríamos imaginado. Casi una película de ciencia ficción: teletrabajo, telestudio, confinamiento, shopping por internet y comunicaciones audiovisuales, que se hicieron indispensables para comunicarnos, con la familia, los amigos, la red laboral etc.

Nuestras vidas ya no serán las mismas y deberemos acostumbrarnos no solo a cuidarnos físicamente de futuros contagios del Covid y sus diferentes cepas (o de otros virus), sino, a valorar cada vez más las infinitas posibilidades que nos da la electricidad para nuestra vida. En otras palabras: la electrodependencia urbana.

                                      Silvia Riquelme Aravena, Directora www.guiachileenergia.cl

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