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Utilities, ciberseguridad y transición energética

  • Por Mariana De Pablo, Directora Ejecutiva de Accenture Chile

Por Mariana De Pablo, Directora Ejecutiva de Accenture Chile

El cambio climático. Nuevos participantes en el mercado. La evolución normativa. Cambios en los hábitos de consumo. Trabajo híbrido. La seguridad de los empleados. Estos son solo algunos de los retos que quitan el sueño a los directivos de las empresas de servicios públicos. Y no son más que la punta del iceberg, ya que, como muestra un reciente estudio de Accenture sobre la red digital, la transición energética también implica una transformación tecnológica que trae importantes desafíos.

La comunicación 5G, la tecnología de nube segura, el aumento de la automatización y la digitalización de los activos y las operaciones también son fundamentales. Además, está el creciente uso de dispositivos inteligentes conectados, el aumento de la presión regulatoria y una demanda constante de gestión de activos a distancia.

Claramente, el imperativo de descarbonizar, digitalizar y descentralizar trae consigo la necesidad de renovar el enfoque en la seguridad operativa. Los ciberdelincuentes son cada vez más sofisticados. Y, gracias al aumento de la conectividad y la digitalización, tienen un área de objetivos más amplia; y el potencial de interrumpir toda la cadena de valor. En parte es consecuencia del hecho de que cada organización forma parte de un ecosistema más amplio y codependiente que puede verse afectado por un ataque en cualquier área, y en parte porque los ciberdelincuentes se están especializando en diferentes tipos de ataques.

Ser capaz de prevenir o reaccionar ante estos ataques es importante, pero a medida que la tecnología y el malware evolucionan, simplemente no es suficiente. La seguridad operativa debe estar integrada en el diseño; no basta con que sea un medio para cumplir un objetivo específico. Más bien, la seguridad debe formar parte integral de la estrategia empresarial más amplia: entretejida en las ambiciones y los planes operativos en cada etapa del desarrollo de las organizaciones.

Para las empresas de servicios públicos y las organizaciones centradas en la construcción de una red resiliente, la seguridad ES la estrategia, porque un sistema vulnerable nunca podrá sostener las demandas de la transición energética. Convertirse en una operación dirigida por la seguridad es otro reto en sí mismo, y es un cambio que se ha adoptado a diferentes velocidades en la industria.

Cada organización se enfrentará a diferentes retos a medida que se desarrolle la transición energética, pero hay tres acciones generales que pueden ayudar a avanzar. En primer lugar, es importante fusionar la estrategia de seguridad empresarial y operativa. Considerar la seguridad como una función separada con escaso valor estratégico es peligroso: la alta dirección debe estar integrada e informada para comprender los riesgos en evolución.

A continuación, es importante centrarse en las amenazas y alinearse con el negocio. Comprender las posibles vulnerabilidades que conllevan los nuevos modelos y ofertas significa que la seguridad puede incorporarse a cada paso para que los ataques no puedan suponer una interrupción total.

Por último, es importante sacar el máximo partido a la nube. Con tantos dispositivos y objetivos en toda la cadena de valor, pasar a plataformas seguras basadas en cloud es un paso esencial para impulsar el progreso, de forma segura.

Con el número de ciberataques creciendo en medio de un nuevo mundo de trabajo híbrido, y con la demanda de soluciones remotas en aumento, nunca ha sido tan importante hacer de la seguridad el punto de partida de la estrategia de las empresas de servicios públicos hacia la transición energética.

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