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Estudio de Franjas: ¿La urgencia elimina lo que piensa la comunidad?

Sin duda alguna, la carrera por descontaminar el planeta es urgente y Chile se ha propuesto descarbonizar la matriz energética al 2040, lo cual consiste básicamente en el retiro de las ocho centrales a carbón más antiguas del sistema al año 2024 y seguir avanzando en fuentes de energía renovables no convencionales. Así, podremos llegar a la  carbono neutralidad a 2050.

Considerando que el 40% de nuestra matriz energética de generación proviene de combustibles fósiles, lograr esa meta establecida por la Política Energética Nacional es un desafío loable, por cierto, pero para muchos expertos, demasiado lento.

¿Por qué? En el Sistema Eléctrico Nacional existen 28 centrales termoeléctricas a carbón, ubicadas en seis comunas (Iquique, Tocopilla, Mejillones, Huasco, Puchuncaví y Coronel). Por lo tanto, el cierre de 8 centrales en los próximos 4 años representa apenas un 28,57% de avance, situación que es necesario revisar y acelerar.

Pero, por otro lado, no podemos desconocer el boom que han tenido las ERNC en los últimos años. Y 2020 se muestra excepcional, ya que el 95% de las centrales que entrarán en operación durante este año son de energías renovables. Más aún, por ley está propuesta una meta de 20% de participación de fuentes renovables en la matriz para 2025 y según antecedentes sectoriales, éstas ya han llegado a representar al 38,5%. Así es que, por el lado de la generación los avances son notables y motivo de orgullo sectorial.

Pero, no basta con producir energía, especialmente, si es “verde”, lo importante es la transmisión de esa energía, para que llegue a los usuarios finales. Como sabemos, la energía eléctrica producida por una central es de tensión relativamente baja, por lo que va a una subestación que la sube para inyectarla en la línea de transmisión de alta tensión y luego, llega a una subestación de bajada, donde uno o más transformadores reducen el voltaje de la línea de transmisión, para poder distribuir la energía a los usuarios a menor tensión, a través de la red de distribución, aquella que llega a nuestros hogares e industrias, donde un simple interruptor o un enchufe nos provee de las luz o del calor que necesitamos.

Para quienes no están familiarizados con el tema, debemos aclarar que la interconexión entre las empresas de generación, transmisión y distribución de energía se realiza en Chile a través de sistemas interconectados que pueden funcionar separadamente, como ocurre en la actualidad, o en forma interconectada, como se proyecta a futuro, debido a que resulta más conveniente desde el punto de vista económico. Quienes lo necesiten, pueden encontrar información clara y simple sobre el tema en https://www.aprendeconenergia.cl/transmitir-energia-electrica/

ESTUDIO DE FRANJAS

En toda esta nueva cultura energética aparecen los “estudios de franjas”, que según el Ministerio de Energía son procesos contemplados por la autoridad, que buscan planificar las franjas de territorio en las que se construirán los principales proyectos de transmisión que nuestro país necesita.

Lo anterior -según la página web de minergia.cl- permitirá fortalecer el sistema de transmisión de una manera sustentable. Por eso, el estudio incorpora una Evaluación Ambiental Estratégica y una temprana participación ciudadana e indígena.

“El objetivo al escuchar y abrir un diálogo con las comunidades locales será identificar sus principales intereses y consideraciones, ya que ellas son quienes mejor conocen sus territorios.

El 2016 fue promulgada la Ley de Transmisión, que, entre otras materias, le entregó al Estado la facultad para definir la franja de territorio donde emplazar algunas las nuevas líneas de transmisión eléctrica. Para tomar esa decisión, el Ministerio de Energía deberá realizar un estudio que busque las mejores alternativas de localización contemplando las consideraciones ambientales, sociales y técnico-económicas. A partir de la información levantada en dicho estudio, el Ministerio de Energía recomendará una de estas alternativas de franjas de territorio para que sea aprobada por el Consejo de Ministros para la Sustentabilidad”.

Hasta aquí todo parece perfecto. Sin embargo, la semana pasada se publicó en el Diario Oficial el cambio realizado por el Ministerio de Energía, en que se revoca parcialmente el decreto 231 de 2019, decretando que el proyecto de transmisión en HVDC (corriente continua) Kimal-Lo Aguirre no se someta a estudio de franjas. La razón no es otra que acelerar el proceso para que esta obra pueda entrar en marcha en 2028 y no en 2031 como estaba previsto hasta ahora.

Este proyecto considera una línea de transmisión de 1.500 kilómetros, de aproximadamente, de 600 kV, que va desde la Región de Antofagasta y la Región Metropolitana. Utilizando tecnología de corriente continua, la línea tendría una capacidad cercana a 2.000 MW.

Obviamente, es una obra de gran importancia que representa, además, una inversión de US$1.200 millones. Pero, un estudio de franjas tiene dos objetivos fundamentales, vinculados entre sí. Por una parte, dotar al necesario sistema de transmisión de una mirada de sostenibilidad ambiental que permita una intervención más estratégica en el territorio y, por otra, a través del diálogo temprano, dotar de aceptabilidad social a los trazados asociados a proyectos de transmisión, reduciendo riesgos e impactos en su ejecución.

Frente a esto, debiéramos preguntarnos si ¿una vez construida la línea no habrá reacciones adversas de algunas comunidades que no serán consultadas, como lo dispone la normativa del mismo Ministerio? El valor social de los proyectos y la licencia social para operar que deben considerar las empresas en cada iniciativa no pueden pasar por alto. Nuestros abuelos decían: “no por mucho madrugar amanece más temprano”. Está bien el progreso y bienvenidas las inversiones, pero…

Silvia Riquelme, Directora www.guiachileenergia.cl

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