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¿Cómo el IDIEM colabora con la prevención en los contratos de construcción?
- Por Mauricio Charmín, jefe de la División de Ingeniería Contractual del Centro de Investigación, Desarrollo e Innovación de Estructuras y Materiales (IDIEM).//

En la industria de la construcción, el contrato es mucho más que un papel firmado. Es la columna vertebral de proyectos que involucran múltiples actores, plazos sin margen de error, condiciones extremas de trabajo y, muchas veces, obras que deben levantarse mientras la actividad productiva sigue funcionando. No es extraño entonces que surjan cambios o modificaciones, y con ello reclamos y conflictos que terminan ralentizando —o incluso deteniendo— obras clave para el desarrollo del país.
Los contratos de construcción son de naturaleza compleja con plazos establecidos sin holgura para imprevistos. A la coordinación entre contratistas, especialidades y suministros, se suman las condiciones geográficas, climáticas o de accesibilidad. Y cuando además se trata de intervenir instalaciones en funcionamiento, la dificultad aumenta todavía más.
Uno de los factores más habituales es la modificación de obras ya en marcha. Frente a un cambio se tiende a compensar los costos directos de estos, sin considerar los impactos en la productividad, en la secuencia constructiva de la obra o en el mayor plazo requerido. Ahí es donde aparecen los mayores costos indirectos y los reclamos más frecuentes.
Estas controversias no distinguen rubros: minería, energía, infraestructura pública, retail, hospitales, carreteras, estadios o túneles. En todos los sectores, los conflictos aparecen con dinámicas similares, aunque el tratamiento suele ser distinto en el mundo público, donde los marcos regulatorios son más rígidos, que en el privado.
Frente a este escenario, IDIEM ha consolidado un área especializada en estudios técnicos para la prevención y resolución de controversias en los contratos de construcción. Su independencia, imparcialidad y objetividad le permite asesorar tanto a mandantes como a contratistas, subcontratistas, proveedores o incluso jueces y árbitros cuando los conflictos llegan a instancias judiciales.

Podemos asesorar en cualquier etapa del contrato: desde la licitación, evaluando documentos y programas de obra, durante la ejecución, con estudios técnicos de pertinencia e impactos y, con análisis forenses y peritajes técnicos una vez concluida la obra. Pero, el mejor momento para reducir riesgos es al inicio. Muchos conflictos se podrían evitar o mitigar si los proyectos se fortalecen desde etapas tempranas.
La resolución temprana de los conflictos no solo significa menores costos y plazos, sino también un intangible clave: preservar la relación entre mandante y contratista. Cuando el problema se judicializa, la decisión la toma un tercero ajeno al proyecto. Cuando se resuelve en la obra, la solución queda en manos de las partes”, enfatiza.
Con poco más de una década de experiencia en la industria, el equipo de Ingeniería Contractual de IDIEM ha visto de cerca cómo los desacuerdos pueden escalar y afectar proyectos estratégicos. Su aporte, basado en rigor técnico y visión independiente, busca ofrecer una salida que combine objetividad y viabilidad, destrabando conflictos sin necesidad de detener el avance de obras que impactan directamente en la vida de las personas.




